jueves, 19 de junio de 2008

EL LOCO ACUÑA

(nuca te olvidaré, estés en el cielo
que estés....)


Cuando era chiquita, el me regalaba las flores
más raras,
otras veces, caramelos mal envueltos y me
cantaba Rosa, Rosa.
(Una canción de Sandro).
Después, yo comencé a crecer, a ser una
señorita. Sin embargo,
El no crecía, era siempre el mismo. Era "El loco
Acuña".
Siguió regalándome flores (Ya no caramelos) y
continuaba
cantando rapidísimo su Rosa, Rosa de Sandro.
El estaba en todos los lugares al mismo
tiempo.Era algo así
como la mascota del pueblo.
En los desfiles escolares, en las plazas, en el
parque adonde
la gente iba a pescar al arroyo, y hasta en la
estación de
trenes esperando a nadie o a todos.
Era el artista predilecto de un cirquito de
barrio. El se
ofrecía para representar cualquier cosa. La bala
humana, lucha
cuerpo a cuerpo con un viejo oso, que de salvaje
no tenía
nada, si hasta lo lamía el oso mientras lo
abrazaba.
El me recitó mi primer poema de amor, que
concluía..."poesía
eres tú..."
El me recordó que la vida no era sencilla, el me
pidió que no
dejara de ser yo.
El fue (en una tarde de lluvia), quien me hizo
no temer a los
truenos, ni a la oscuridad, ni a los problemas,
ni a los
hombres.
Sí, así era "El loco Acuña". Engendro raro de
uñas pintadas,
irreal, sueño eterno, alegría mañanera de camino
al colegio.
Nadie supo nunca donde dormía, de donde venía,
cual era
verdaderamente su nombre. No, nunca nadie supo
nada.
Simplemente era así de fácil.Ahí estaba el, y
eso era lo que
contaba.

Un día, alguien robó algo (Creo que algo tan
importante como
una radio). Le echaron la culpa, lo mandaron a
la cárcel, de
ahí al manicomio y después murió.
¡Claro, el no podía vivir encerrado!.Porque él
era el dueño de
la libertad.
¡Sí loco!, Vos no eras de este mundo. No, vos
eras un ángel
disfrazado de hombre-niño. Vos eras el aire
mismo de la plaza.
Nadie te defendió, nadie sacó la cara por vos.
Y pensar que vos lo hiciste tantas veces por
nosotros...
Nadie sabía nada, nadie nunca supo nada.
Loco...Vos que fuiste siempre el dueño de todas
las verdades.
Vos que siempre a esas verdades las tuviste bien
agarraditas
del cuello. Contestame. ¿Por qué te olvidaron?.
¿Por qué te
dejaron ir?...
Es inútil, ya no me contestás. Ya no estás más
en el camino
que conducía al colegio. Ni parado en la esquina
de Arias y
Belgrano.
Ya nadie recibe flores raras, ni caramelos, ni
tu Rosa, Rosa
de Sandro.
¡Así es loco! Vos no eras de nadie, porque vos
eras de todos,
porque vos. ¡Ché loco!. Vos, eras mi amigo.